Bienaventurados
“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”
Todos anhelamos un día encontrarnos cara a cara con el Rey de reyes y Señor de señores. Cada uno de nosotros hemos soñado como ha de ser ese encuentro tan especial, en más de algún momento seguramente hemos querido que sea lo más pronto posible.
Y es que las situaciones que la vida presenta muchas veces son duras, difíciles e incomprensibles a la mente humana.
Quizá estas pasando por un momento de esos en los cuales no comprendes la situación por la cual estas pasando, pero te aseguro que dicha situación te ha hecho doblar rodillas.
Y es que muchas veces la única forma de humillarnos sinceramente delante de Dios es a través de las situaciones difíciles que se nos presentan. ¿No te ha que cuando vienen situaciones fuertes a tu vida, por alguna extraña razón te haces mas sensible a la presencia de Dios y tu corazón anhela mas profundamente su encuentro?, a mi si, y es que a veces tienen que pasar dichas situaciones para que comprendamos que no debemos alejarnos de buscarlo día a día, ni de tener encuentros genuinos con El.
En el famoso sermón del monte, Jesús nos enseña principios fabulosos para vivir una vida llena de felicidad, no basada en lo que para el mundo es felicidad, sino basada en el ámbito espiritual al cual nosotros pertenecemos, pues nosotros estamos en este mundo, pero no somos de el, nuestra ciudadanía no es terrenal, sino espiritual, es ahí en donde podemos darnos cuenta que mucha veces nuestra felicidad se ve opacada, cuando anhelamos buscarla por medio de las cosas que el mundo nos ofrece y no por medio de los principios espirituales que nos harán alcanzarla.
Nuestro Señor Jesús decía: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3)
Para nuestra mente la primera idea que se nos viene cuando leemos la frase “pobres en espíritu” es debilidad, falta de algo o palabras o frases similares, pero la realidad es otra, puesto que la frase “pobres en espíritu” viene de una frase griega que traducida significa: “inclinado”, “de rodillas” o “totalmente sumiso”. También la palabra “Bienaventurado” se puede traducir como: “Felices” o “Bendecido”.
Entonces podemos ver que la frase “pobres en espíritu” no tiene que ver con nada material, sino con una actitud ante la búsqueda de Dios y la necesidad de Dios.
Eso quiere decir que si quisiéramos traducir esa frase para comprenderla un poco mejor podríamos traducirla de la siguiente manera: “Felices los que reconocen su necesidad de Dios y se someten a El, porque de ellos es el reino de los cielos”.
Amados hermanos, no se que situación puedas estar pasando, seguramente para ti ha de ser muy complicada, pero déjame decir que cuando en ti hay una actitud de sometimiento, de inclinar tu espíritu ante su presencia, de ser sumiso totalmente a El, es ahí en donde Dios se complace de ti y te llama: “Bienaventurado”, en pocas palabras “Feliz” o “Bendecido”, y es que Dios no te ve como actualmente tu te sientes, sino lo que tu serás, luego de pasar por ese túnel oscuro, Dios no se limita en tiempo ni en espacio, por eso desde ya te proclama “Feliz” y “Bendecido”.
Jesús estaba mostrándonos que la verdadera felicidad de la vida, no esta en las riquezas materiales, ni en lo bueno que tu seas para algo, sino en la HUMILDAD que tengamos frente a las situaciones que la vida nos presenta, esa actitud de humildad delante de Dios que nos ayudara a salir adelante en cualquier circunstancia y nos hará heredar el Reino de los Cielos.
Es hora de ir delante de Dios con una actitud humilde y sumisa, reconociendo nuestra inmensa necesidad de El y nuestra dependencia TOTAL hacia su presencia, eso nos hará dar un gran paso de FE para alcanzar su voluntad y juntamente con su voluntad, ser enlistado como un titular inamovible en la lista de la vida eterna.
El Reconocimiento TOTAL de nuestra dependencia de Dios y el sometimiento que mostremos delante de su voluntad será la clave que nos hará ser parte del Reino de los Cielos.