El liderazgo que viene de Dios
“Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los siervos de Saúl”.
Por ahí he escuchado a “lideres” y “pastores” decir que la función del Líder es caer mal a las personas, yo les digo: QUE EQUIVOCADOS ESTÁN.
Ellos dicen eso porque creen que tomando decisiones que a las personas no les terminan de gustar están realizando la obra de Dios. No hablo de querer quedar bien con las personas, ni de ser una monedita de oro para caer bien a todos. Pero no se necesita caer mal a las personas para decir que esta realizando la función de un Líder.
Yo siempre he creído lo mantendré que el verdadero líder que viene de Dios encuentra gracia delante de Dios primero y luego delante del pueblo. Y es porque el mismo respaldo de Dios que se encuentra en su vida le permite ser acepto delante de los ojos de todo mundo.
Un ejemplo de esto lo encontramos en el joven David, ese jovencito que acababa de derrotar al gigante Goliat, ese mismo que Saúl puso sobre gente de guerra. La Biblia narra en el versículo que acabamos de leer al inicio como David luego de ser pues sobre gente de guerra era acepto a los ojos de todo el pueblo y a los ojos de los siervos de Saúl, y es porque David tenía un liderazgo de parte de Dios.
Es que en el ámbito espiritual todo es diferente, puesto que si nosotros queremos ver las cosas por el lado carnal es fácil decir que el líder tiene que caer mal a las personas, pero si nos vamos por el lado espiritual debemos entender que el VERDADERO líder es aquel que recibe la gracia de Dios para ser acepto.
El verdadero líder no es el que anda regañando a medio mundo, sino aquel que exhorta con amor de parte de Dios, el verdadero líder no es aquel que toma decisiones sacadas de la manga de la camisa, sino aquel que medita sobre el resultado que tendrás esas decisiones antes de tomarlas, el verdadero líder no es aquel que se quiere hacer sentir a base de carácter fuerte, sino aquel que a base de humildad demuestra que es un ungido de Dios, el verdadero líder no necesita repetir las cosas que hay que hacer, pues el mismo respaldo de Dios en su vida hará que las personas que esta a su cargo, quiera hacer todo lo que su líder les dirija.
Amado hermano, hoy en día la Iglesia necesita mas que nunca un verdadero liderazgo, ese que no este manchado por obras de la carne ni quiera dirigirse por emociones humanas, sino un verdadero liderazgo que provenga de Dios, que su respaldo sea tan fuerte que lo haga acepto a las personas y con ello contribuya a que el trabajo en la obra se realices de mejor manera.
Ya no es hora de creer que el verdadero líder es el que tiene que caer mal, es mejor entender que la gracia de Dios viene sobre aquellos que realmente recibieron un llamado divino al servicio y no fueron impuestos por humanos.
Cuan el liderazgo proviene de Dios, se nota a través del respaldo que habrá en tu Ministerio y mas aun, una muestra de ello es que serás acepto delante de los ojos de todo el pueblo de Dios.
Trabajemos cada día para el Señor, rindamos nuestro liderazgo delante de El, para que su gracia inunde nuestra vida y nos permita ser aceptos delante de su pueblo.