La oracion eficaz
Existe una razón por la cual muchos en el pueblo de Dios hoy en día no están experimentando resultados en sus vidas espirituales y esta carencia de resultados en gran parte tiene que ver con la oración. Existe una realidad alarmante en el pueblo de Dios y es que hay un gran número de creyentes que ha descuidado esta práctica fundamental de la fe y algunos han distorsionado la eficacia y el propósito de ella.
Amigo(a) al contrario de muchas creencias religiosas y antiguas tradiciones, la oración no es una repetición incesante de palabras y frases, como si de una fórmula se tratara, ni tampoco se trata de negociar con Dios para que Él obre a nuestro favor. Debemos tener claro que ni la palabrería, ni el dinero ofrendado, ni las buenas obras, ni el mucho alardeo de espiritualidad, ni los despliegues emocionales de gritos y llantos mueven a Dios a nuestro favor.
La Oración es hablarle a Dios con el corazón, sin fingimiento, no por obligación o rutina, es hablar con nuestro Dios con fe, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, creyendo plenamente en nuestro corazón que Él está presente ahí donde le hablamos y que no solo entiende nuestras situaciones sino que atiende nuestras suplicas por el amor que nos tiene a usted y a mí. Va más allá de simplemente abrir la boca y decir palabras, es más que una simple comunicación.
La palabra de Dios nos enseña que El Señor está atento al clamor de su pueblo (ver Salmos 34:15), cuando usted y yo oramos de corazón, conforme a la voluntad del Señor podemos estar confiados que los resultados serán inevitables. (Ver Juan 14:13-14)
La oración nos debe dar tranquilidad y paz mental, pues creemos que por la fe lo que hemos pedido ha sido hecho. Amigo(a) no se puede orar con temor y duda en nuestros corazones, no podemos esperar oír de Dios si no tenemos plena certeza de lo que hemos pedido en oración. La palabra de Dios en el libro de Santiago nos alerta de que el que pida así (dudando) no puede esperar nada de Dios (Santiago 1:6-7).
Muchos a la verdad nos preguntamos en algún momento ¿Cómo es que debemos de orar entonces?, los discípulos de nuestro Señor Jesús le hicieron la misma pregunta y la Biblia nos enseña el muy conocido “Padre Nuestro” que Él les dejó durante su ministerio en la tierra, la cual es la oración base y guía de cómo está compuesta una oración eficaz. Esta maravillosa oración es una oración general y usted y yo basados en los principios que enseña esta oración podemos desarrollar nuestra comunicación con El Señor con oraciones de más profundidad y más intimidad, de acuerdo a nuestras necesidades.
Algo fundamental en la oración eficaz es conocer la palabra de Dios, ¿Por qué? talvez se preguntará. Amigo(a) al conocer las promesas, los estatutos y la voluntad de Dios para nuestras vidas a través de las escrituras, tenemos la base de conocimiento para saber que lo que pedimos está en alineamiento a la voluntad de Dios y por tanto recibiremos lo que pedimos. Quisiera ser más preciso en esto, lo que quiero decir es que muchos de nosotros en algunas ocasiones hemos pedido ciertas cosas que no están en el propósito de Dios para nuestras vidas y no que sean malas o equivocadas, pues pueden tener las intensiones más nobles y correctas del mundo, pero las pedimos a la manera en que a nosotros nos parece y conviene o al tiempo nuestro y estas expectativas quizás no están alineadas a la forma en que El Señor trabaja según su palabra y al no recibir respuesta en estas situaciones entramos en resentimientos con Dios, en desánimos y frustraciones, pues pusimos nuestra expectativa en algo que simplemente no iba a ocurrir desde el principio, aunque teníamos la confianza de que si se haría, pero la realidad es que pedimos mal, sin conocimiento de cómo Dios opera en nuestras vidas.
Un ejemplo hipotético es el caso de un creyente que no tiene conocimiento bíblico sobre cómo funcionan las finanzas y como Dios opera en estas situaciones, más este creyente tiene una crisis económica y tiene una deuda a pagar hoy mismo, y en su entendimiento decide escribirle un cheque a su acreedor por la suma adeuda sabiendo de antemano que no tiene dinero en su cuenta para cubrir ese cheque , pero empieza a orarle a Dios “con fe” basado en su creencia de que todo lo que pida con fe le será hecho, para que cuando su acreedor llegue al banco este cheque milagrosamente tenga fondos. ¿Cuál cree usted que será el desenlace de esta situación? Lamentablemente hay un 99,9% de certeza de que este hermano saldrá desanimado y frustrado en esta ocasión pues tuvo una mala comprensión del uso de la oración y de cómo funciona El Señor.
Este ejemplo hipotético refleja que el pedir de esta manera no solo sería una mala comprensión y aplicación de las escrituras, sino que sería una imprudencia y una forma de probar a Dios, y esto está mal, pues una persona entendida en la palabra de Dios sabría que El Señor no opera de esta forma a nuestro antojo e imprudencia.
Ahora bien, creemos firmemente que Dios obra milagros y que incluso en situaciones especiales El Señor podría hacer una obra de esta magnitud en su soberanía, revelándole a la persona de antemano como proceder, más a lo que quiero ir es que la oración y la fe no son formulas o herramientas para obtener bienes materiales cuándo y cómo los queremos, Dios es el que tiene la iniciativa de bendecirnos desde el principio y es bajo su alineamiento y voluntad que las cosas suceden, es en este alineamiento en el que debemos de proceder en nuestras oraciones y así veremos resultados garantizados.
Escuché en una ocasión a un Pastor Norteamericano decir que “Cada fracaso en la vida es oración fracasada” y lo que quiso decir con esto fue que cada situación en la que se fracasó en la vida llámese matrimonio, hijos, negocios, etc.; fue una situación en la que usted decidió actuar por su propia cuenta y NO encomendó en oración esa situación a Dios o quizás oró en la dirección equivocada y no en alineamiento ni en obediencia a la palabra de Dios con respecto a esa situación.
Por esto es de suma importancia que usted y yo nos sumerjamos en las escrituras de manera que no nos equivoquemos al pedir y aprendamos a sujetarnos a la línea de trabajo que El Señor tiene establecida y así podamos edificar nuestra vida con logros y éxitos en lo espiritual así como en lo material, haciendo un uso eficaz de la oración.
Dios le bendiga,
Su hermano y amigo en Cristo,
Juan Carlos Sancho