Posible para un hijo
Por: Guy N. Woods
¿Es posible para un hijo de Dios vivir sobre el pecado?
Pregunta: ¿Cuál es el significado de las palabras, "Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado" (1 Juan 3:9)?
Respuesta: Las palabras, "no practica el pecado", traducen una frase griega que significa "no continúa cometiendo pecado" (i.e., como un hábito de la vida). El verbo es presente activo indicativo. La referencia es a la práctica mala persistente, voluntaria y continua, tal como es contemplado en l Juan 3:6.
¿Por qué uno "nacido de Dios" se refrena del pecado persistente y habitual? El texto explica: porque " la Simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar". El pronombre "él" se refiere al que no puede pecar. ¿Cuál es la simiente de Dios? La simiente es la palabra de Dios (Lucas 8: ll). ¿En quién mora (permanece) esta simiente? En el hijo de Dios. ¿Qué significa tal como se usa aquí la palabra "permanece"? Que la palabra de Dios ha hecho su hogar en el corazón del hijo de Dios para que no peque.
David dijo, "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti" (Salmos 119:11). ¿Cuál era el testimonio del Espíritu Santo por medio de Pablo para este propósito? Que la palabra de Cristo more en abundancia en toda sabiduría (Colosenses 3:16); más vividamente, "La palabra que Cristo hable a ustedes tenga en sus corazón un hogar en toda su plenitud".
¿Puede esto ser interpretado apropiadamente como significando que es imposible para un hijo de Dios, bajo cualquier circunstancia, cometer ningún solo acto de pecado? No. La traducción al español, "no practica el pecado" no transmite adecuada o claramente las palabras del texto original. Esta debería leerse, "no continúa cometiendo pecado".
La ausencia del pecado deliberado en su vida sigue al hecho que, como David, él guarda la Palabra de Dios en su corazón como un limitante siempre presente.
Fue de esta manera que nuestro Señor resistió el esfuerzo de Satanás en el Monte de la Tentación para seducirle. Supóngase que uno es tentado a robar. Inmediatamente viene a la mente la prohibición, "No robarás". En tanto que esta palabra permanezca en el corazón y se le permita gobernar la vida, uno no puede robar. Las palabras, "Escrito está," son tan efectivas hoy como cuando fueron pronunciadas por nuestro Señor al rechazar las influencias del diablo en aquella montaña prohibida hace mucho tiempo.
¿Por qué, entonces, no puede uno "nacido de Dios" persistir en el pecado? (1) "La simiente," (la palabra de Dios) que lo prohíbe, está en él, controla su vida y dirige sus energías alejándolo de la conducta pecaminosa. (2) Una vida de pecado es inconsistente con el parentesco de uno así nacido. ¿Significa esto que nunca es posible pecar para uno poseído de esta naturaleza? No. Todos, por debilidad, error, ignorancia o inadvertencia, pecamos ocasionalmente; pero, los hijos de Dios no practican el pecado como un principio de vida, porque ellos han repudiado el parentesco de Satanás.
Cuando ocurre el pecado, como en verdad tristemente sucede, es un lapso momentáneo y debido a una imperfección en guardar la Palabra en el corazón. Esto es reconocido como contrario a aquellos impulsos mayores de un cristiano, del cual se arrepiente, confiesa y se aparta con vergüenza.
Pablo y Juan están en estricta armonía en sus enseñanzas en cuanto a la diferencia entre tales lapsos ocasionales y una vida completamente dedicada a la conducta pecaminosa. El primero escribió, "¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado" (Romanos 6:1-6).
Los cristianos, por tanto, no deben comprometerse en el pecado porque:
(1) ellos han muerto (separados por sí mismos) de la práctica del pecado;
(2) ellos han salido de las aguas bautismales para caminar "en novedad de vida";
(3) el cuerpo del pecado ha sido alejado (sepultado) y aquellos que hacen esto ya no están bajo la esclavitud del pecado.
La diferencia que los escritores sagrados hacen entre una vida de pecado habitual y continuo, y las infrecuentes desviaciones de los hijos de Dios que, mientras ellos siempre se levantan para una vida más noble, ahora y entonces fallan por debilidad o error puede ser vista por una comparación entre Romanos 6:1, "Perseveraremos en el pecado," epinomen tei hamartiai, (presente subjuntivo activo), y Romanos 6:15, hamartesomen, (primer aoristo subjuntivo activo), "pecaremos," i.e., cometer un solo acto de pecado, porque no estamos bajo la ley de Moisés sino bajo la gracia. Así, en este destacado e inequívoco estilo el apóstol a los gentiles deja claro que incluso los actos aislados del pecado no fueron cometidos deliberadamente asumiendo que la gracia bajo la cual vivimos nos perdonaría de tal participación.
Interpretados propiamente, ni 1 Juan 3:6,9, ni ninguna otra escritura, sostiene el punto de vista que es imposible para un hijo de Dios vivir sobre el pecado en esta vida; y, las teorías para este fin, sean tomadas de estos u otros versos, son falsas.